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25 años: Festival de la Confraternidad Amazónica, de Alejandro Cueva Ramírez




Apreciados amigos,
Lamento no poder estar presente para compartir con ustedes el lanzamiento del libro de Alejandro Cueva sobre el Festival de la Confraternidad, pero espero que estas palabras por escrito transmitan mi reconocimiento y valía de la obra.
Nos honra a mí y a la Universidad Nacional que Alejandro nos convoque a dar las palabras de presentación de su libro, sobre un evento que reúne el sentir cultural de esta región en las últimas décadas. Otros son los nombres de personas más conocedoras y autorizadas para hablar sobre estos temas. Creo que al escoger un profesor de la Universidad para esta distinción Alejandro nos está haciendo tanto un reconocimiento como un llamado de atención. Un reconocimiento a la universidad como parte integrante de las instituciones culturales de la ciudad, que aunque solo ha participado marginalmente en las actividades del Festival sí ha cumplido un papel en la promoción de la cultura; y un llamado de atención para que se involucre más y aporte desde sus capacidades a ese sentir cultural del que ha surgido y del que se ha alimentado el Festival de la Confraternidad desde hace 25 años, casi exactamente el tiempo que lleva la presencia física de la Universidad Nacional en esta ciudad.
El Festival de la Confraternidad se suma y concretiza toda una serie de eventos culturales,
deportivos, artísticos y gastronómicos que se venían dando en la década de los años 1980:la emisora de radio que existía desde la década anterior, la creación de Extensión Cultural del Amazonas en 1983, la creación delaJunta Regional de Cultura del Amazonas, con apoyo de Colcultura, en 1984, y la inauguración de la Biblioteca del Banco de la República y su área cultural en 1986. Pero además, ya en Leticia se venían celebrando festividades como el Reinado folclórico del Amazonas, la Feria agropecuaria y los encuentros militares y deportivos en ocasión de las fiestas patrias de Colombiay en particular el Torneo de fútbol de la confraternidad amazónica, que va a inspirar el nombre del Festival.
El Festival se concibió como un evento que enriqueciera los encuentros militares y deportivos que se venían dando alrededor de la celebración del 20 de julio, incluyendo encuentros musicales, gastronómicos, artísticos y literarios de los tres países. Encuentro muy diciente lo que registró Gloria Revelo en sus notas de la primera reunión con motivo de la organización del Festival de la Confraternidad Amazónica el 10 de junio de 1987, cuyo facsímil reproduce Alejandro en su libro (p. 34). Escribe Gloria en sus notas: “Descubrir identidad cultural regional”; y destaca esa línea de texto con una flecha doble, como significando que éste es un punto clave. De eso se trata, del descubrimiento, y también de la construcción activa, de una identidad cultural regional. En Leticia se celebraban, y se siguen celebrando, las fiestas del San Pedro que coinciden con las fiestas juninas y el San Juan en Brasil y Perú; pero se trataba de ir más allá de los localismos regionales; Leticia ya no era un enclave de colonias inmigrantes, sino que iba despertando a una identidad cultural que se nutre tanto de sus raíces colombianas como de las nuevas raíces que ha gestado con el mundo amazónico y con los hermanos brasileros y peruanos.
El hecho que el Festival fraguara y se haya mantenido en estos 25 años es resultado, ciertamente, de la labor y esfuerzo de muchas personas, cuyos nombres están debidamente reconocidos en el libro de Alejandro, pero es aún más cierto que esas iniciativas recibieron respuesta y se transformaron en acciones porque había un clima cultural dispuesto a acogerlas y apoyarlas, tanto en Colombia como en los países vecinos.
El libro de Alejandro tiene la virtud de no tomar una posición frente a la gestación e historia del Festival de la Confraternidad Amazónica. Ale-jandro nos empaca en este libro toda la documentación, para que sean los lectores los que elaboremosnuestras propias conclusiones y análisis. El libro transcribe todo el archivo de la Junta Regional de Cultura en lo referente al Festival, toda la correspondencia, decretos, actas y documentos de otras instituciones,
las notas de prensa y artículos publicados en referencia al Festival; realiza entrevistas con todos los actores claves en la gestación del Festival y nos presenta la transcripción completa de las entrevistas, y enriquece el libro con abundantes documentos fotográficos. Es una obra de referencia con respecto al Festival de la Confraternidad; todo lo que estaba disperso en archivos, publicaciones de prensa y en la memoria de los que fueron actores, queda ahora disponible para aquellos que vienen después y para los historiadores de la cultura regional amazónica.
Este libro se concentra principalmente en el origen y surgimiento del Festival, pero contiene también muchos elementos que nos permiten formarnos un juicio sobre cómo ha ido cambiando a lo largo de estos 25 años. Un hecho que este libro documenta es que en estos años han ido desapareciendo una serie de actividades culturales paralelas que enriquecían el Festival, como la Muestra Internacional de Artistas Amazonences, los talleres culturales, los grupos de teatro, los mimos y cuenteros, los ciclos de charlas y conferencias amazónicas, las muestras gastronómicas, la feria artesanal, los grupos folclóricos, y las competencias de canotaje y triatlón internacional, entre otras. Algunas voces en el libro nos alertan sobre esta evolución y sobre la necesidad de retomar el espíritu con que fue concebido. Uno de los entrevistados, por ejemplo,afirma que “es el momento de darle un cambio totalmente al Festival de la Confraternidad… recuperarlo más culturalmente, hay ciertas áreas de la cultura que deben ocupar un mayor espacio…” (p. 98), para que el Festival no se reduzca a una serie de casetas y equipos de sonido en el Parque Orellana. “Esto no es el Festival,” concluye, “el Festival era otra cosa cuando se concibió; fue una génesis cultural muy grande, muy importante; y ésa es la génesis cultural que tenemos que recuperar” (p. 99). Otro entrevistado agrega que “es imperativo construir y concertar con los países participantes una política cultural y un discurso conceptual para el Festival que no pueden estar ajenos al rescate, valoración, promoción y difusión de la cultura regional amazónica, con estrategias pedagógicas…” (p. 150), y lamenta la participación cada vez más reducida de las muestras culturales y artísticas de las poblaciones indígenas y ribereñas en las muestras culturales. Este mismo nos dejacon el siguiente interrogante: “¿Qué es y para qué es el Festival de la Confraternidad Amazónica? Un foro abierto al público, con fines constructivos y propositivos es la tarea que sigue” (p. 164).
El libro que ahora nos presenta Alejandro Cueva nos refresca la memoria sobre la génesis cultural que dio origen al Festival. El lanzamiento de este libro es una buena oportunidad para darle un nuevo vigor, para retomar las buenas iniciativas del pasado y para renovarlo con nuevos actores y fuerzas culturales que ya no son las mismas que hace 25 años. El descubrimiento de una identidad cultural regional que orientó la convocatoria del primer Festival de la Confraternidad es una tarea que todavía sigue pendiente.
Muchas gracias.

Por: Profesor Juan Alvaro Evecherri
Profesor asociado de la Sede Amazonia de la Universidad Nacional de Colombia.
Mayo 31 de 2013

 

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